Desde el retorno de la democracia en Chile, hasta la revuelta social de octubre de 2019, las movilizaciones más importantes han estado relacionadas con el movimiento estudiantil. Desde la calle, los estudiantes presionaron al sistema político para cambios en las políticas educativas vinculadas con financiamiento de la educación, además lograron ser parte activa del proceso de formulación de varias leyes vinculadas a educación. Este artículo analiza cómo el movimiento estudiantil de 2011 en Chile tuvo un impacto en el sistema político y la política de educación gratuita resultante. Argumentamos que los actores del movimiento tienen la capacidad de adaptarse al contexto institucional, sin embargo, este nivel de adaptación no fue suficiente para cumplir con las demandas del movimiento. El análisis se desarrolló mediante una estrategia cualitativa en la que se estudiaron fuentes secundarias hasta encontrar puntos de saturación, que posteriormente fueron validados con entrevistas a actores clave. Los entrevistados fueron actores que desde diversas posiciones participaron en las distintas etapas del proceso de elaboración de políticas públicas. Un grupo de entrevistados fueron presidentes, vicepresidentes o secretarios generales de federaciones estudiantiles entre 2011 y 2015. Autoridades que jugaron un rol impulsor de la reforma (un ministro y tres profesionales del Ministerio de Educación de Chile), un diputado (ex presidente de una federación de estudiantes) y también a un senador.